Fotografiar empresas … Mahou
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Mahou, empresa del sector cervecero español, fue fundada en Madrid en 1890. Conocida por “Hijos de Casimiro Mahou”, empezó por aquel entonces como una fábrica de hielo y cerveza.
Hasta 1957, Mahou se había caracterizado por sus maestros cerveceros alemanes, tales como Julio Stauffer Loewe, Kurt Adolf Jaeger, Friedrich Weigersdorfer o Otto Greil. A partir de dicho año, Antonio Nolasco pasaría a ser el director técnico y sustituiría a dichos maestros por técnicos españoles.
A continuación, la historia de una de las principales compañías cerveceras de España.
FUNDADOR Y SUCESORES
Casimiro Mahou Bierhans
Súbdito de la región francesa Lorena, hijo de Nicolás Mahou y Anne Bierhans. En 1850 puso en marcha, junto a un socio, una fábrica de papel pintado llamada “Las Maravillas” que en 1859 decidió abandonar. Es entonces cuando Casimiro decide instalarse en la Plaza del Limón y construir la fábrica “El Arco Iris. Gran Fábrica de Colores al Temple y al Olio”, que tras su muerte en 1875, pasaría a manos de su viuda Brígida Solana Fernández, llamándose ahora “Fábrica al Vapor de Colores, Barnices y Hielo Vda. E Hijos de Casimiro Mahou”.
En 1889 todos los hijos de Casimiro creroan la Sociedad Regular Colectiva (SRC) Hijos de Casimiro Mahou. Con el paso del tiempo, es Casimiro Mahou García, hijo de Alfredo Mahou Solana (hijo de Casimiro Mahou) y Ana García Santamaría, quien tiene que ponerse al frente de la empresa familiar.
Casimiro Mahou García
El joven nieto del fundador de dicha empresa familiar, tuvo que asumir responsabilidades desde muy joven y aunque no contó con estudios, logró sacar adelante la fábrica.
Además de ser presidente de la Cámara de Industria de Madrid, presidente del Consejo Superior de las Cámaras y consejero del Banco Vitalicio de España, Casimiro Mahou García fue nombrado presidente de la Asociación de Fabricantes de Cervezas en 1922, la asociación nacional en la que culmina el trabajo que habían desarrollado los gremios de antaño.
Casimiro Mahou García desempeñó cargos de elevada responsabilidad en el mundo del sector cervecero gracias a su simpatía y capacidad para consolidar dicho sector. Además la situación política del momento ayudó a que sus cargos durasen más de lo normal, ya que el parón causado por la Guerra Civil y el deseo de continuidad una vez acabado el conflicto, hicieron posible que fuese reelegido para el cargo.
Alfredo Mahou de la Fuente
Cuando en 1943 fallece Casimiro Mahou García, es uno de sus dos hijos, Alfredo Mahou de la Fuente, el encargado de sucederle. Aunque ambos, Alfredo y Carlos se repartieron junto a su tía Margarita Mahou García el capital de la empresa.
Al igual que su padre, se inició muy joven en el negocio familiar, pero al contrario que él, Alfredo pudo compaginar los negocios con los estudios y se licenció en Derecho.
Cuando en la Guerra Civil la población española empezó a pasar hambre y la situación empezaba a ser complicada, Alfredo Mahou de la Fuente decidió trasladarse junto con su esposa e hijos a Valencia, con la excusa de que allí debían de tratar la importación del lúpulo indispensable para la fabricación de la cerveza. Más tarde, la familia se trasladó a Marsella y posteriormente a Tánger, donde vivieron alejados del peligro. Pero cuando el padre de su esposa, Carmen de Vilches Bernáldez, enfermó en San Sebastián, toda la familia se trasladó allí, donde además creó una pequeña empresa de cosméticos para señoras y soldaditos de plomo, que tuvo éxito entre las clases altas de la ciudad.
Alfredo Mahou de la Fuente permaneció muy atento a la situación española y en cuanto pudo volvió a Madrid. A su vuelta fue nombrado concejal del ayuntamiento y delegado de Abastos, Mercados y Mataderos. Además, en 1941 pasó a ser el jefe de la Sección Sindical de Cerveza y Malta, que formaba parte del Sindicato de la Vid, Cerveza y Bebidas, lo que antes de la guerra era la Asociación y Gremio de Fabricantes de Cerveza de España.
Durante los próximos años, Alfredo Mahou de la Fuente sería nombrado presidente Honorario de la Cámara de Industria de Madrid, presidente del Consejo Superior de Cámaras y renombrado concejal del Ayuntamiento de Madrid.
Es a partir de mediados de 1955 cuando empezó a abandonar toda esta actividad política y se centra en la empresa cervecera, que no estaba pasando por sus mejores tiempos debido a la reciente autarquía. Pero conservó sus cargos empresariales como consejero de Azucarera Española Americana, Mutua Madrileña Automovilística, Hijos de Juan Rodríguez o Agua de San Roque.
Finalmente, Alfredo Mahou de la Fuente falleció en 1978.
Germán Gervás Diez
Germán era el hijo de Ana Carolina Diez Mahou, prima de Alfredo, y de Gregorio Francisco Gervás Cabrero, quien llegó a ser gerente junto al primo de su esposa y antiguo compañero de colegio. Además, desempeñaría el papel de director-gerente de la sociedad regular colectiva Hijos de Casimiro Mahou, SRC.
En este momento, el total de los bienes de la SRC estaba repartido a partes iguales entre Gervás Diez padre e hijo y Alfredo y Carlos Mahou. Con la muerte de Gregorio Francisco Gervás, su parte proporcional de los bienes es para su viuda, Ana Carolina Diez Mahou.
FÁBRICAS
Fábrica de Amaniel
A principios de 1891, la fábrica de Amaniel de la familia Mahou ya estaba terminada. Dicha fábrica había sido construida con tecnología mayoritariamente alemana, que procedía de la mano de Beck & Rodenbaum. Esta empresa alemana dirigida por Darmstadt no sólo construyó lo que sería la primera fábrica cervecera española, sino que además ayudó a que la familia contratase al primer maestro cervecero de procedencia también alemana, Konrad Stauffer Ruckert.
La familia Mahou contaba con numerosos proveedores alemanes como la Gesellschaft für Linde´s Eismaschinen AG, quienes le provisionaban de un compresor de refrigeración, la M.B. Bodenheim que le proporcionaban las cubas y bodegas para la conservación de la cerveza, o Boldt & Vogel, quienes le ofrecían máquinas embotelladoras.
Actualmente, dicha fábrica es la sede del Archivo Histórico de la Comunidad de Madrid.
Fábrica de Gibraleón
La vida de esta nueva fábrica cervecera fue más bien corta, ya que permaneció en activo desde 1902 hasta 1912.
Fue Luis Mahou Solana, quien quiso edificar una nueva fábrica en Gibraleón, un municipio andaluz, concretamente del municipio de Huelva, que era conocido por sus minas de calcopirita. El dueño de dicha fábrica sería Casimiro Mahou García, el primogénito de Alfredo Mahou Solana.
Las ventas iban creciendo poco a poco, pero esta fábrica no disponía de maltería, por lo que dependía de la casa Wenger y Bouvard, que con la I Guerra Mundial dejaría de ser Wenger, perdiendo así al socio alemán y quedando solo el socio barcelonés, Carlos Bouvard.
A partir de 1906 las ventas empezaron a decaer y comenzó con una etapa de altibajos que acabaría con la crisis de la fábrica de Gibraleón. Los principales motivos de esta crisis fueron el elevado precio de la cerveza Mahou y el desconocimiento del producto.
Fábrica de Paseo Imperial
En 1960 la empresa cervecera Mahou era demasiado grande como para que su elaboración estuviese centrada en una única fábrica, por ello la familia Mahou decidió edificar una nueva fábrica en el Paseo Imperial, cerca del río Manzanares.
Todo el proceso de construcción de esta nueva factoría estaría dirigido por Antonio Nolasco Fernández, quien dirigiría la parte técnica de la marca hasta 1975.
Esta nueva fábrica sería la sustitución a la que la familia disponía en la calle Amaniel, y en 1964 la producción se centró únicamente en esta nueva factoría en el Paseo Imperial. A diferencia que en las otras, esta fábrica utilizaba maquinaria española que proporcionaba la casa Seeger.
En esta nueva sede de Mahou, no sólo se producía cerveza, sino que disponía de instalaciones para los trabajadores como vestuarios, comedores, colegio de formación profesional, biblioteca y servicio médico.
Fábrica de Orense
Mahou quería que sus factorías se encontrasen en la capital para así mantener una homogeneidad tanto en el producto, como en la política empresarial que les caracterizaba. Pero se dieron algunas excepciones como la de Gibraleón, la que empezó a construirse en Novelda que no se terminó y la de Orense.
Aunque instalarse en dicha provincia no fue algo muy acertado, ya que en ella había dos marcas de cerveza muy bien acogidas por el mercado como eran Estrella Galicia y Skol. Por tanto se decidió cerrar dicha factoría en 1982, pero no por completo, ya que se mantuvo operativa la parte de maltería, que sigue en activo actualmente.
Fábrica de Alovera
Mahou seguía creciendo y necesitaba ampliar sus factorías para poder abastecer al creciente mercado, por lo que en 1988 se empezaron a comprar terrenos en Alovera (Guadalajara). En dichas tierras se empezaría a construir la nueva fábrica que comenzaría a producir en 1993.
Esta nueva factoría estaría equipada con la mejor tecnología de los 90, por lo que dicha fábrica está automatizada casi por completo y con todas sus funciones centralizadas.Fotografiar empresas.
HISTORIA
El sentimiento empresarial de esta familia da comienzo con la figura de Casimiro Mahou Bierhans, quien creo la fábrica “El Arco Iris. Gran Fábrica de Colores al Temple y al Olio”.
A su muerte, sus hijos y viuda formarían la Sociedad Regular Colectiva (SRC) Hijos de Casimiro Mahou. Poco a poco la familia Mahou fue convirtiéndose en una familia de clase media, capaces de autofinanciar sus propias fábricas, como la de Amaniel en 1891.
Con la llegada del 1900, Mahou observó que la forma en la que los alemanes elaboraban la cerveza, mediante la decocción del mosto y la fermentación a baja temperatura, hacía que tuviese menos alcohol, fuese más carbonatada y se conservase mejor. Por ello decidió empezar a elaborar su cerveza de la misma forma.
Con la llegada en 1914 de la Gran Guerra, el panorama empezó a cambiar. El hecho de que España fuese neutral en la 1ª Guerra Mundial, hizo que tanto en el ámbito cervecero, como en el resto de ámbitos, se desarrollara económicamente. Pero Mahou tenía algunos proveedores alemanes, por lo que la guerra paralizó gran parte de su mercado.
Al finalizar la Guerra Civil, la situación española poco a poco volvió a la normalidad y las ventas de la cerveza Mahou empezó a crecer. Aunque la materia prima esencial para la elaboración de la cerveza eran mínimas en los meses que procedieron al fin de la guerra, las ganas de que la población saciase su sed con la cerveza hicieron que rápidamente la producción se pusiese al día. La demanda de la sociedad española era abastecida con la producción nacional y el régimen de autarquía en la que el país estaba sumido dio como resultado que las exportaciones se redujesen como nunca antes.
La década de los 40 fue muy difícil para el ámbito cervecero y en 1941 se hicieron realidad los peores presagios, teniéndose que paralizar la producción desde junio a diciembre por falta de materias primas. No fue hasta 4 años más tarde cuando la situación empezó a mejorar, con la llegada de cebada de Argentina.
Debido al régimen autocrático en el que se encontraba España en este periodo, Mahou estaba obligada a cortar sus relaciones con proveedores extranjeros, significando un deterioro de la calidad del producto. Ya estaba próximo el fin de la 2ª Guerra Mundial y se pensó en importar los elementos que harían mejorar esa calidad.
En 1964, tras la muerte del esposo de la prima de Alfredo y gerente adjunto, Francisco Gervás Cabrero, se cierra la fábrica en la calle Amaniel. Es 5 años más tarde, en 1969, cuando Mahou lanza al mercado su cerveza más representativa, “Mahou Cinco Estrellas”.
El consumo de la cerveza fue aumentando poco a poco, hasta que en la década de los 80 superó al consumo del vino en España. Pero el consumidor estaba cambiando, ya no bebía tanto en los establecimientos públicos, ahora se decantaba más por un consumo en el hogar. Además, surgió el mercado de los refrescos propiamente dichos, lo que se convirtió en una fuerte competencia para el sector cervecero en general.
Mahou se tuvo que adaptar a los nuevos tiempos, pero algo a lo que nunca renunció fue a sus criterios como la calidad del producto y servicio, cuidado de su imagen de marca, desarrollo gradual de sus ventas y mercado, la rentabilidad de su gama, autonomía e independencia financiera…
El legado de Casimiro Mahou no paró de crecer y en 1990 salió al mercado la nueva cerveza sin alcohol “Laiker”, que posteriormente sería la cerveza “Sin”.
El grupo Danone tenía un 70% de las acciones de la también empresa cervecera San Miguel. Dichas acciones las compraría Mahou en el 2000, creando así el grupo cervecero español “Grupo Mahou-San Miguel”.
En estos momentos Mahou dispone de la totalidad de San Miguel, ya que ya tenía el 30% restante. Cuatro años después (2004) el grupo compró Cervezas Anaga, en 2007 cervezas Alhambra (Granada, 1925) y, por último, en 2010 el grupo adquirió Solán de Cabras.
Actualmente, Mahou tiene una gran gama de productos como Mahou Cinco Estrellas, Mahou Clásica, Mahou Negra, Mixta Shandy, Mahou Light, San Miguel Especial, San Miguel 1516, San Miguel Eco, Selecta XV, Reina, Sureña, Alhambra Especial, Alhambra Lager Especial, Alhambra Reserva 1925, Alhambra Negra y Mezquita. Además, también posee una gama de productos sin alcohol como Laiker (a partir de 2011 Mahou sin), San Miguel 0´0, San Miguel 0´0 Manzana, San Miguel 0´0 Limon, Mixta Shandy, Alhambra Sin, Shandy de Alhambra.
ELABORACIÓN
Los ingredientes básicos para elaborar la cerveza son el agua, de cuya calidad deriva identidad y la calidad de la cerveza, la levadura, encargada de convertir los azúcares del mosto en alcohol, el lúpulo, planta encargada de dar aroma, amargor y frescor, y la malta que le aporta los elementos nutritivos esenciales que forman su cuerpo, espuma y color.
Primeramente se introduce la malta en el molino donde es triturada. Posteriormente se procede a la maceración, es decir, se mezcla la malta triturada con agua y durante este proceso se divide el almidón en azucares y proteínas. El producto de la maceración se ha de filtrar para obtener un mosto más brillante.
Una vez filtrado, se procede a introducir el lúpulo mientras se lleva a ebullición, lo que dará ese toque amargo a la cerveza. Una vez que el producto a llegado a los 100ºC, el mosto se esteriliza e introduce la levadura. Una vez que la levadura entra en acción, los azúcares se convierten en alcohol. Y en unas tres semanas, ya tenemos el producto fermentado, madurado y estabilizado.
Ya tenemos el producto realizado, sólo falta envasarlo mediante unos procesos y medios de control sofisticados que garanticen la permanencia de todas las propiedades del producto. Y por último, se procede al almacenamiento de la cerveza.
Esta historia de Mahou ha sido elaborada en exclusiva para lahistoriadelapublicidad.com por parte de Paloma Ortíz Saez y revisada por Sergio Rodríguez.